El cuento de los tres cerditos. Una organización antifrágil

Frágil, robusto o antifrágil, tres características determinantes para la perdurabilidad de tu sistema

Introduciendo la idea.

Hoy os invito a que reflexionemos sobre determinadas características de los sistemas, características que quizás puedan ser las determinantes para la perdurabilidad de los mismos. La capacidad de sobrevivir al paso del tiempo y sobre todo a diversas eventualidades.

Hablaremos sobre la fragilidad, así como de su opuesta, que aunque en un principio lo pueda parecer no es la robustez, si no la antifragilidad. Características clave de un sistema antifrágil son:

  • Adaptación,
  • Evolución,
  • Mejora ante los cambios.

¿Que tienen en común una construcción de naipes y una persona con alergias?, más de uno habrá levantado la ceja. Lo he cogido con pinzas, ¿verdad?, quizás tengáis razón, pero he querido coger dos sistemas muy distintos que por diferentes razones sufren la misma situación, salvando las distancias, y cada uno en su nivel son frágiles.

  • ¿Alguien duda de la fragilidad de una construcción de naipes?, ¿cómo le afectan los cambios? Parece evidente que el mínimo roce la destruye. No es un sistema perdurable ante los avatares del destino.
  • Respecto a una persona con alergia, siendo honestos, no la podemos llamar frágil, pero sí que podemos decir que se ha fragilizado en relación a aquellos que no tienen alergias. ¿Porqué?, la razón es que en nuestro mundo actual, al ser humano le estamos privando de su exposición a los patógenos y con ello le privamos de su antifragilidad innata, la debida al sistema inmonológico, de tal manera que dicho sistema no sabe cómo reaccionar ante determinados estímulos.

Fragilidad

Bien, antifragilidad… ¿pero qué es eso?, empecemos por la fragilidad.

A lo largo de las diferentes revoluciones tecnológicas que el ser humano ha ido desarrollando, hemos conseguido abrir un gran abanico de opciones en nuestra capacidad de intervención en muchos sistemas a nuestro alrededor, por ejemplo, sobre nosotros mismos con disciplinas como la medicina o la cirujía.

Igualmente hacemos con otras disciplinas como la ingeniería, o por ejemplo la biotecnología. Pero, el poder de toda estas nuevas capacidades, ¿hacia dónde lo enfocamos?:

  • Búsqueda de eficiencia.
  • Optimización.
  • Eliminación de estresores.
  • Reducción de incertidumbres.
  • Eliminación de errores.

En mi opinión, con todos estos enfoques hemos avanzado en muchas cuestiones. Ahora bien, ¿siempre hemos avanzado?, como siempre que hablamos de sistemas, mi respuesta es: depende.

En mi pueblo dicen: “lo que es bueno para los pies es malo para la cabeza”. Y por otra parte, también podríamos decir: “El viento apaga una vela y también aviva el fuego”

Lo que pretendo decir con esto es que, con nuestra capacidad de intervención en nuestro entorno y nosotros mismos, luchamos contra todo lo que no nos gusta y contra lo que nos genera incertidumbre.

Una construcción, no la hacemos con el objetivo de que resista un abanico de avatares del destino, la construimos óptimamente para que supere una serie de tests, no para que supere todos los tests razonablemente posibles. Después rezamos para que no ocurra… por ejemplo un terremoto.

Además, los sistemas sobre los que actuamos o influimos, solo actuamos en la dirección que nos interesa, sin valorar muchas veces los efectos secundarios de esa actuación.

Por ejemplo:

  1. Influimos en la educación de nuestros hijos con la sobreprotección, sin valorar si con ello les hacemos el bien que buscamos.
  2. Con el exceso de limpieza, eliminamos todos los patógenos de nuestra vida, con lo que posteriormente volvemos loco a nuestro sistema inmunológico.
  3. En nuestras carreras profesionales, nos especializamos tanto, que cuando sufrimos un revés no somos capaces de reinventarnos.
  4. Cuando en nuestro coche nos falla el Tom Tom, no sabemos llegar al destino.

¿Qué está sucediendo? Nos fragilizamos…!

Incertidumbre, error, variabilidad, caos…

Sinceramente creo, que la búsqueda de la eficiencia y de la optimización aumenta la fragilidad de un sistema. De la misma manera que eliminar la incertidumbre de nuestros sistemas también los  fragiliza.

En esta sociedad que actualmente vivimos, “el lobo del cuento”  es el cambio, la variabilidad, la salida de la zona de confort, la incertidumbre… En nuestro día a día luchamos constantemente contra todo eso.

Esos objetivos los tenemos tan metidos en nuestro interior, que no nos damos cuenta que somos como somos, gracias a aquello que ahora intentamos eliminar.

El ser humano y también los sistemas biológicos, somos un producto de los errores, del azar y de los estresores. Gracias a todo ello son sistemas antifrágiles, en el sentido de sus reacciones  positivas ante los estimulos, aparentemente negativos del entorno.

La respuestas a las eventualidades es una característica del sistema. Dime, ¿tú eres frágil, robusto o antifrágil?

De la Losa conversa con su nieta

Hace ya un tiempo escribí sobre Venancio De la Losa y su nieta Saray, concretamente, lo hice en: “¿Es Donald Trump un Cisne Negro?“, lo recomiendo leer, este artículo habla de la dificultad de hacer predicciones en entornos complejos. 

En  dicho artículo os hable de Venancio De la Losa, como un erudito y filósofo que había dedicado gran parte de su vida, como le gustaba decir a él, al intento de comprender el funcionamiento del mundo.

También os comenté que Venancio durante su trayectoria profesional, había conseguido una gran reputación como probabilista y consultor, también como experto en sistemas. Venancio trabajaba como analista que ayudaba a tomar decisiones.

Saray, era la nieta de Venancio que estaba en edad de preguntarlo todo. La niña y su abuelo ya habían tenido varias conversaciones sobre el trabajo de Venancio al respecto del funcionamiento del mundo.

Un día, como todos los domingos por la tarde Saray los pasaba en casa de su abuelo. Venancio trabajaba en el salón mientras su nieta jugaba junto a él.

–  Mecachis! dijo de nuevo la niña – ya se me ha derruido otra vez la construcción.

– ¿Qué te sucede Saray? preguntó Venancio.

–  Abuelo, estoy construyendo un castillo con estas piezas de madera, pero cuando ya lo tengo casi todo hecho, por una cosa o por otra, siempre se me acaba cayendo.

– ¡Por favor! prosiguió la niña  – ¡cuando lo tenga terminado, que nadie respire ni se mueva!, ¡no hables ni te levantes!, dile a la abuela que no entre en el salón, así no se me caerá el castillo.

– ¡Hijita!, contesto Venancio – no se puede controlar el mundo para que tu castillo no se caiga, ¿no sería mejor que lo construyeras de tal manera para que todas esas cosas no le afectaran de fatal forma?

– Pero ¿cómo abuelo?, pregunto Saray.

– Haz que tu castillo sea robusto, bueno no, mejor aún haz que tu castillo sea antifrágil.

¿Anti…qué?, ¿qué es eso abuelo?

– Venancio se quitó las gafas, se levanto de su mesa de trabajo y se sentó en la alfombra junto a su nieta. Le dijo: – Te voy a contar una historia parecida a la de los tres cerditos, ¿Conoces el cuento?

– Claro abuelo, ¿cómo no lo voy a conocer?, igual que conozco a Justin Bieber, que por cierto, ¿Sabes tú quien es ese?, le preguntó con sonrisa pícara.

La historia de los tres cerditos emprendedores.

Había una vez tres cerditos hijos de una familia de empresarios comenzó el abuelo Venancio, la familia Pig… Los cerditos se llamaban Peppe, Pietro y Paolo Pig.

Cuando los cerditos cumplieron cierta edad, papá Pig, les dijo que ya empezaban a ser mayores y que para trabajar en los negocios familiares, primero tendrían que emprender ellos mismos una actividad empresarial, o bien el establecimiento de una organización y tendrían que conseguir que funcionara al menos durante un año, y si fuera posible que la idea hubiera crecido o evolucionado.

Los hermanos se pusieron manos a la obra, crearon sus negocios y/o organizaciones y al cabo del año el resultado fue el siguiente:

Peppe Pig

El primero de ellos, Peppe que era el más pequeño, le encantaba jugar y pasarlo bien. No le gustaba  hacer las tareas, y cualquier cosa que tuviera que hacer, la terminaba lo antes posible para poder irse a hacer lo que más le gustaba, disfrutar de la vida.

Peppe pensó que haría algo que fuera rápido y sencillo. Quería hacer algo estándar para así no tener que quebrarse mucho la cabeza.

Decidió montar una cadena de video-clubs, le pareció una idea de genio. Peppe pensó que ver películas era algo que todo el mundo hacía, por aquella época las cintas de vídeo estaban muy extendidas, así que se gastó todo el presupuesto que les dio su padre en montar varios locales a la vez.

Así empezaría a ganar dinero muy pronto, con ese dinero podría montar más locales en cuestión de pocas semanas, en poco tiempo podría dejar el trabajo en manos de otros para que lo gestionaran.

Peppe montó todos los video-club que pudo con el presupuesto inicial, pero hubo una cosa que no pensó, en aquellos momentos se estaba gestando un cambio en la tecnología de reproducción del vídeo, la gente dejó de ver películas alquiladas en video-clubs, a verlas directamente en casa descargadas en internet.

Se gastó todo el presupuesto desde un principio y no pudo reaccionar cuando le vino el cambio de tendencia tecnológica y social. En menos de seis meses se le vino todo abajo.

Pietro Pig

El segundo de los cerditos era Pietro el mayor, ordenado y meticuloso, siempre estaba trabajando y haciendo alguna tarea. Pietro tenía siempre una lista de cosas para hacer, e intentaba hacerlas con instrucciones claras.

Pietro era tan aplicado que decidió que iba a trabajar como nunca, para conseguir que su idea funcionara durante todo el año. Pensó en algo que, soplara el viento que soplara, no se viniera abajo, así que aprendió un oficio. Pietro montó un taller de zapatos.

Todo el mundo lleva zapatos, y tarde o temprano los tiene que arreglar, se decía a sí mismo. Si además el trabajo lo hacía él solo tendría menos gasto, y si soplaban malos vientos, podría sobrevivir con el presupuesto inicial de su padre.

El taller de zapatos tenía suficiente clientela, no pasaba día que Pietro no tuviera que arreglar los zapatos de al menos una docena de clientes. Incluso cuando había crisis Pietro sobrevivía porque los pequeños gastos de su taller hacía que no necesitara grandes cantidades de clientela para sobrevivir.

Cuando pasó el año Pietro mantenía el pequeño taller tal cual lo había empezado, aunque estaba exhausto de tanto arreglar zapatos. Como todo lo tenía que hacer él, no le daba tiempo a hacer otras cosas que no fueran arreglar suelas o tacones.

Paolo Pig

El tercer hermano era el mediano. Paolo era un cerdito muy creativo e innovador, inteligente como el resto de sus hermanos, aunque Paolo tenía un toque de visionario que le hacía siempre tener los ojos puestos, no ya alrededor suyo, si no que también los ojos puestos en el futuro.

Paolo quería pensar en algo que una vez pasado el año, no solo resistiera si no que además, fuera algo que hubiera evolucionado.

El hermano mediano sabía que por diversas razones venían tiempos difíciles, se empezaba a vislumbrar un cambio de época. Tenía que construir una organización que tanto en el objetivo o función, como en la forma no le vinieran mal los cambios ni tampoco las incertidumbres.

Paolo Pig pensó en una empresa de consultoría, ¿que mejor que ofrecer información y soluciones en unos momentos llenos de incertidumbre? Se puso manos a la obra y se decidió a ofrecer conocimiento y asesoría para la toma de decisiones.

Como él ya preveía, a los poco meses empezaron a producirse cambios en la sociedad, hubo una crisis económica y el mundo se envolvió en varias crisis políticas. Con todo ello, la empresa consultora de Paolo no paró de ganar contratos, ya que consiguió trasladar la imagen de una empresa con capacidad de enfrentarse a cualquier tipo de cuestiones y problemas.

Al final del del año, la consultora de Paolo no solo se había mantenido, si no que también había crecido y expandido, Paolo fundó varias sucursales con equipos autónomos y estos mismos equipos había sido capaces de innovar sobre las funciones iniciales y había ofertado nuevos servicios y soluciones. En definitiva la empresa consultora de Paolo Pig había crecido orgánicamente.

De vuelta con De la Losa

– Saray, lo que Paolo Pig hizo es construir una organización antifrágil, ¿lo has entendido?

– Creo que sí abuelo, Peppe construyó algo frágil que se le “rompió” enseguida, y Paolo hizo todo lo contrario, construyó algo robusto, porque sobrevivió a los soplidos del lobo, jaja! Por cierto, ¿porqué no has hablado del lobo?

– Hija! claro que he hablado del lobo, jaja. En este cuento “El lobo” es la vida misma, lo que nos espera detrás de cada esquina, “El lobo” son las dificultades a superar.

– Aunque Saray, prosiguió el abuelo, Paolo no construyó algo robusto, lo que él hizo fue generar una organización antifrágil, porque lo que hizo fue algo que se beneficiaba con los soplidos del lobo. ¡Se beneficiaba de los cambios y la incertidumbre!

Antifragilidad

Llegados a este punto, ¿qué es la antifragilidad?  Os referencio aquí el libro de Nicolas Nassim Taleb, “Antifrágil”, un libro en el que nos habla de la capacidad de mejora de los sistemas ante los cambios, la incertidumbre y el caos.

En este libro se habla de las tres cualidades de un sistema sobre las que venimos comentando en este artículo: fragilidad, robustez y antifragilidad como tres umbrales de una misma escala.

En el libro Taleb utiliza la mitología para explicarlas.

  • Damocles era frágil. Tenía una espada sobre su cabeza colgando de un hilo. La más mínima volatilidad, cambio o estrés podría romper el hilo y matarle.  Damocles no quería ningún tipo de estrés en su entorno.
  • El Ave Fénix era robusta. Renacía de sus cenizas. Resistía, pero no mejoraba. El ave fénix era indiferente ante el estrés.
  • La Hidra era antifrágil. Al cortarle una cabeza le crecían dos.  La hidra buscaba el estrés, le hacía más fuerte.

La empresa u organización antifrágil

Antes hemos dicho que los sistemas biológicos por regla general suelen ser antifrágiles, ante un determinado nivel de estrés suelen responder de forma positiva, es decir, evolucionando y adapatandose al entorno.

¿Porqué sucede eso? porque los sistemas biológicos son sistemas complejos, y además evolucionan adaptándose al entorno que es otro sistema complejo. Os recuerdo mi artículo en el que hablaba sobre eso mismo: “La Organización como un Sistema: Un entorno complejo”.

Los sistemas complejos se debilitan, fragilizan y hasta mueren si se ven privados de estresores. También necesitan variabilidad y caos. Un sistema antifrágil se aprovecha de la incertidumbre, el azar y el caos. En un sistema así se sobrevive y se mejora.

Entonces, a una empresa y organización considerada como un sistema complejo, ¿cómo le afecta el estrés y la variabilidad?

Concluyo y acabo

Como venimos argumentando, a una empresa u organización, si tiene un cierto nivel de complejidad, le viene bien una determinada dosis de incertidumbre, variabilidad y estrés o cambio.

Muchos de vosotros, si habéis llegado hasta aquí, fundamentalmente lo que queréis saber es cómo
proteger a la organización, cómo evitar la fragilidad de la empresa, y cómo dotarla de antifragilidad, no ya para que resista los “soplidos del lobo”, si no para que evolucione y mejore en los entornos VUCA en los que actualmente vivimos.

Como bien le decía Venancio a su nieta Saray, es más fácil actuar contra la fragilidad del sistema que intentar predecir un cisne negro que derrumbe el sistema. Es más fácil  también, que actuar contra el entorno del sistema para intentar evitar los estresores.

En próximos artículos hablaremos más detenidamente sobre cómo tratar nuestras organizaciones para mejorar su perdurabilidad a lo largo del tiempo y conseguir que evoluciones y mejores. Como anticipo unas acciones a realizar:
  • Elimina fragilidades (exceso de optimización y especialización)
  • Añade pequeños estresores
  • Añade variabilidad
  • Convierte tu empresa en sistema complejo. Aumenta la complejidad.

Es más fácil trabajar sobre el sistema que no intentar cambiar el entorno, o tambien que predecir los estresores que te puedan tirar el castillo.

Reflexionando sobre si tu sistema es frágil, robusto o antifrágil os dejo. Os espero próximamente!

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Sobre LopdelPablo 39 artículos
Mi nombre es Pablo López, soy consultor e ingeniero aeronáutico, mi vida profesional está dedicada al estudio, análisis y síntesis del complejo sistema de gestión de tráfico aéreo. En la actualidad ejerzo como inspector de aviación civil, así como formador y experto técnico evaluador de proyectos de I+D+i. Paralelamente, dedico mi tiempo a la conexión del cuerpo conceptual relativo a la visión sistémica y los sistemas complejos, con la gestión de la complejidad y su aplicación a las necesidades actuales en los diferentes ámbitos socio-técnicos.

4 comentarios

  1. Hola Pablo,

    Gracias por el artículo. Hace tiempo que tengo pendiente leer a Taleb (sobre todo sobre El Cisne Negro), pero las buenas lecturas se me acumulan sin remedio :'( Sí le dediqué un post con algunas de sus citas, sacadas de Internet (http://www.elmiracielos.com/estrategia/12-citas-del-antiguru-nassim-taleb/).

    Desconocía el concepto de antifrágil, pero efectivamente ilustra de la mejor manera posible la diferencia entre “sobreprotegerse” / limitarse (robustez) frente a la adaptación al cambio. A ser como un junco que resiste las embestidas del viento, venga de donde venga. Pero en vez de flexibilidad (la imagen que le viene a cualquiera del junco) es desde luego más apropiado la antifragilidad.

    Un último comentario (con guasa 🙂 )No sé yo montarse una consultoría en tiempos de crisis es lo mejor que podía hacer el cerdito antifrágil. Desde luego el ejemplo se entiende, pero al precio al que está “el kilo de consultoría” en tiempos de crisis, le iba a tocar currar y negociar de lo lindo 😀 😀 Es una broma, por supuesto.

    Gran post. ¡Enhorabuena!
    Ángel

     
    • Gracias Ángel por tu comentario y tus palabras 🙂

      El concepto de antifragilidad me resulta la mar de interesante, aunque solo sea desde un punto de vista descriptivo y cualitativos. Cuando leí el libro de Taleb sobre este concepto, es cierto que me resultó muy inspirador y me ayudó a atar muchos cabos.

      Los tres cerditos… jeje! Desde tu mayor experiencia, sabes que el trabajo de bloguero requiere de una rápida toma decisiones a la hora de escribir… La decisión de las profesiones de los cerditos la tuve que hacer en una ventana de media hora que me dejó la familia para escribir. También tiene cierta ironía el post y las historias que uso.

      Gracias de nuevo Ángel, aprovecho para darte a ti también la enhorabuena por tu sitio. Es una referencia.

       
  2. Pablo saludos,

    Describes de manera amena y genial, esta “mirada” (no se si tan nueva), sobre el manejo del caos y la incertidumbre. Mi abuela siempre nos recordaba; “mientras veas las barbas de tu vecino arder … pon las tuyas en remojo”, de otra forma Taleb diría, “Tú fragilidad es mi antifragilidad”.

    Sentidos despiertos para determinar los cambios posibles del entorno; creatividad para generar propuestas que se adapten al nuevo entorno y aceptación/determinación para constantemente “reciclar” y hasta …. ir detrás de los estresores.

    Éxitos Pablo, espero seguir leyéndote …

     
    • Gracias Leonardo, por tu comentario y tus palabras. Como bien dices, la “mirada” sistémica de nuestra realidad actual, no es tan nueva. Mi esfuerzo y dedicación es debido a que no veo que esté muy implantada en el día a día de los profesionales.

      Un sistema se convierte en complejo una vez que pasa un umbral de conexiones y bucles de realimentación. Hoy en día, en muchos aspectos de nuestra realidad cotidiana, en mi opinión se ha pasado ese umbral y se hace necesario enfocar de otra manera. Mi actividad en este blog es solo un humilde grano de arena.

      No obstante te agradezco de nuevo tus palabras. En estos momentos, el blog está un poco parado debido a la carga de trabajo, espero pronto darle nuevos empujes. Saludos cordiales!

       

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